La ONU advierte de que hay que cambiar la dieta y el uso de la tierra para parar el cambio climático
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- agosto 8, 2019
- Generales, Internacionales
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Luchar contra el calentamiento global y garantizar la seguridad alimentaria pasa, obligatoriamente, por cambiar el uso de la tierra -sobre todo en lo que a cultivos se refiere- y por tener nuevos hábitos alimenticios, entre los que están cambiar a una dieta menos carnívora y evitar el despilfarro de comida, que representa el 8% de los gases de efecto invernadero producidos por el hombre. Sin ello, los expertos advierten de que la meta del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global muy por debajo de dos grados no podrá lograrse.
Estas son algunas de las conclusiones del informe presentado este jueves por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, dependiente de Naciones Unidas) que, además, pide acciones «a corto plazo» contra la degradación de la tierra y las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector agrícola, que suponen el 23% del total.
Respecto al consumo de alimentos, el IPCC apuesta por tener «dietas equilibradas basadas en alimentos de origen vegetal«, como las que se fundamentan en cereales, legumbres, frutas y verduras, así como en aquellos de origen animal producidos en sistemas sostenibles, apunta el informe denominado El cambio climático, la desertificación, la degradación de los suelos, la gestión sostenible de las tierras, la seguridad alimentaria y los flujos de gases de efecto invernadero.
Cambios legales para modificar el uso del suelo
El análisis contiene recomendaciones para que los gobiernos dicten políticas con el fin de cambiar el uso forestal y agrícola del suelo -hay que tener en cuenta que los bosques absorben cerca de un tercio de las emisiones de dióxido de carbono (CO2)-, aunque también se reconoce que si bien «una mejor gestión del suelo puede contribuir a frenar el cambio climático«, esta «no es la única solución».
En este sentido, el documento -recogido por Efe- pide a los políticos que pongan en marcha «políticas que reduzcan el despilfarro de comida e influyan en la elección de determinadas opciones alimentarias», en alusión a dietas menos carnívoras, y que reduzcan la población obesa o con sobrepeso, próxima a los 2.000 millones de personas.
«Nuestro uso de la tierra (…) es insostenible y contribuye al cambio climático«, asegura Valérie Masson-Delmotte, copresidenta del IPCC, para quien el informe «enfatiza la importancia de tomar medidas lo antes posible», recoge AFP. «La tierra está bajo una presión creciente por las actividades humanas» y «el cambio climático es una presión adicional», ha insistido.
Y es que, según los datos aportados, alrededor del 72% del suelo que no está cubierto por el hielo es usado por los humanos. Además, alrededor de una cuarta parte de este área está degradada por sus actividades, señala el informe.
«Tenemos que cambiar sustancialmente la manera cómo utilizamos nuestras tierras. Tenemos que pensar de manera mucho más exhaustiva cómo utilizaremos cada hectárea», ha asgurado Piers Forster, profesor sobre el cambio climático de la universidad de Leeds (Reino Unido), en declaraciones recogidas por AFP.
Se derrocha entre un 25 y un 30% de la comida
El margen de maniobra es muy pequeño si se quiere limitar el cambio climático y sus efectos en las tierras y, al mismo tiempo, alimentar correctamente a una población mundial que al final de este siglo podría superar los 11.000 millones de personas.
De acuerdo con el documento, recogido por Efe, se derrocha entre un 25 y un 30% de la comida que se produce en el planeta, por lo que combatir este problema puede rebajar las presiones por reducir bosques y aumentar el suelo agrícola, contribuyendo así a una reducción de las emisiones de CO2 (principal gas causante del efecto invernadero).
También se propone retomar prácticas agrícolas, ganaderas y silvícolas de las poblaciones indígenas tradicionales, ya que según el documento «su experiencia puede contribuir a los desafíos que presentan el cambio climático, la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y el combate de la desertización».
En el informe se fija, por primera vez, la relación directa entre el cambio climático y la degradación del suelo global (zonas más áridas, pérdida de biodiversidad, desertización) y se advierte de un aumento de las sequías en regiones como el Mediterráneo o África del Sur debido al calentamiento global. En otras zonas, como los bosques boreales, los efectos del cambio climático podrían incluir mayor riesgo de incendios forestales o de las plagas, según el texto del IPCC.
El informe, segundo de los tres encargados al IPCC tras la firma del Acuerdo de París de 2016 para facilitar su cumplimiento, es clave para futuras negociaciones entre Estados firmantes e influirá en las que se produzcan durante la cumbre climática anual que se celebrará en diciembre en Santiago de Chile.