
Una mujer fuerte y dulce como la panela que en medio de un trapiche es ejemplo de resiliencia
- Palabras Mayores
- mayo 15, 2025
- Generales, Nacionales
- Mujer fuerte, Resiliencia, trapiche
- 0 Comments
Martha Lucía Sánchez fue criada entre cañas y molienda. Desde los seis años acompañaba a su padre en el trapiche y, a los once, ya asumía el oficio de pesadora. La panela no solo fue su escuela, sino también su refugio cuando el conflicto armado interrumpió su vida y la obligó a empezar de nuevo.
Hoy, Martha, en medio del vapor que indica la cocción dulce de la panela, agradece el apoyo del gobernador Juan Diego Patiño Ocho, al ser una de las beneficiarias de los insumos agrícolas que la Gobernación de Risaralda les brinda a los campesinos, a través de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario.
“Yo me levanté en la panela. Es una tradición que viene desde mi papá, yo misma, mis hijos y ahora mi nieto. Somos cuatro generaciones”, expresó con orgullo. Pero esa historia de tradición también está marcada por el dolor: hace 14 años, uno de sus hijos desapareció, víctima de un grupo armado. “Salimos con lo que teníamos puesto. Perdimos todo”, recordó.
TRABAJO DIGNO. APOYO DE LA GOBERNACIÓN
Tras ser desplazada de su finca en la vereda La Cumbre, Martha, su esposo e hijos, lograron adquirir un nuevo terreno gracias a una herencia familiar. Allí, en la vereda Los Pueblos de Pueblo Rico, reiniciaron su vida con una pequeña granja y un nuevo trapiche. Hoy produce entre 30 y 40 pacas semanales que comercializa en el Quindío, Chocó y diferentes municipios de Risaralda.
“Lo que más me gusta de la panela es que es un trabajo digno, sostenible. No da para hacerse rico, pero sí para vivir bien; para nosotros, como campesinos, es bienestar, unión familiar y economía”, indicó Martha, mientras repasa con detalle el proceso de clarificación del guarapo y la importancia del mucílago de balso en la cocción.
El proceso de resurgimiento no fue en solitario. El gobernador Juan Diego Patiño y la Secretaría de Desarrollo Agropecuario han sido aliados fundamentales en este camino. “Nos han brindado insumos, una maquinaria, capacitación y apoyo, esto ha sido clave para mejorar nuestra producción”, puntualizó.
El acompañamiento institucional ha permitido que productores como Martha accedan a herramientas modernas, mejoren la calidad de su panela y cumplan con las exigencias sanitarias del Invima para posicionarse en nuevos mercados.
La historia de Martha es la de muchas mujeres rurales que, a pesar de las pérdidas, deciden seguir sembrando y creyendo en el campo. En medio de montañas, con manos curtidas y un corazón fuerte, ella demuestra que la panela no solo endulza las mesas de Colombia, sino también la vida de quienes la producen.
“Yo a la panela le debo todo. Y con ella, hasta el fin de mis días”, concluyó.