Gobernador dejó su huella en la vereda Monserrate, de Santa Rosa de Cabal

Tal como se había comprometido en mayo pasado, el gobernador Juan Diego Patiño Ochoa regresó esta semana a la vereda Monserrate, en Santa Rosa de Cabal, para entregarles a sus habitantes un tramo de 170 metros lineales de placa huella solicitados por la comunidad para complementar la obra que esta administración departamental emprendió desde comienzos de año.

Acompañado de varios de sus funcionarios, el mandatario de los risaraldenses desanudó la cinta y llegaron los aplausos que se sintieron como un gran respiro para los habitantes de una vereda en la que el café es su principal economía y en el que el turismo empieza a marcar un renglón importante de la economía, gracias a que desde allí se puede contemplar la naturaleza en su pleno esplendor y se divisan variedad de especies que motivan el avistamiento de aves.

Para redondear la obra, la Secretaría de Infraestructura terminó 170 metros de placa huella, con una inversión de 200 millones de pesos, que ahora le hacen la vida más grata a los habitantes de 270 viviendas del sector.

Bibiana Guarín explicó que “llevamos más de 10 años esperando a que alguien nos escuchara, pero gracias a Dios y a Juan Diego (sic) nos escuchó y es una obra hecha realidad. Para la líder de la vereda, la placa huella es un avance significativo para el futuro de la zona.

Esta placa huella cuenta con cunetas, transversales y obras de manejo de aguas que permiten una movilidad más segura para quienes transitan diariamente por estas vías rurales.

El gobernador Juan Diego Patiño Ochoa cumplió con la palabra empeñada, y mientras recibía los agradecimientos de la comunidad, recorrió parte de la obra, constatando su real aporte a la calidad de vida de sus habitantes.

En ese mismo sentido se refirió Leonardo Panesso, otro dirigente de la vereda Monserrate: “Son obras de gran impacto; es una buena inversión. Son recursos del Estado que están bien invertido… La Gobernación se puso las botas y asumió la responsabilidad de ejecutar esta obra, dándole un feliz final. Fueron casi 8 – 9 años de lucha, de solicitudes, de tocar puertas y ya hoy en día podemos ver una comunidad feliz”, expresó el señor Panesso.