Tres pequeños estudiantes en zona rural del municipio de Santa Rosa hicieron realidad el sueño de leer

En la vereda Potreros, una zona montañosa del municipio de Santa Rosa de Cabal, tres pequeños de grado primero del Instituto Agropecuario Veracruz – Sede Potreros – cumplieron uno de los sueños más grandes de la infancia: aprender a leer. Un logro que, más allá de las letras, representa el compromiso, la perseverancia y la calidad de la educación rural en Risaralda.

En medio del modelo educativo Nueva Escuela, en el que niños y niñas desde preescolar hasta quinto de primaria comparten el mismo salón y la misma maestra, estos tres estudiantes alcanzaron una meta que llenó de orgullo a toda la comunidad educativa.

En palabras de la docente Gloria Amparo Cifuentes Saavedra, “el logro es que los niños del grado primero ya están leyendo, eso fue un sueño para muchos, tanto para los padres de familia como para mí como docente. Este trabajo se hace desde el grado preescolar… la importancia es que ellos puedan disfrutar de todos los libros que hay en la institución y tengan la oportunidad de disfrutar de las maravillas”.

El proceso no fue sencillo. La profesora Gloria Amparo enfrentó los desafíos propios del trabajo multigrado y con edades heterogéneas, pero su vocación y la capacitación recibida recientemente por parte de la Secretaría de Educación de Risaralda le permitieron fortalecer sus estrategias pedagógicas y mantener la motivación de sus estudiantes. Por instrucción del gobernador Juan Diego Patiño Ochoa se ha promovido el fortalecimiento de las competencias docentes en zonas rurales, garantizando que la calidad educativa también florezca lejos de los cascos urbanos.

Sergio Alejandro Aristizábal Morales, es uno de los pequeños lectores. Como estudiante de primero, cuenta con orgullo: “porque cuando mamá me consiguió el estudio, primero la profe lo que me puso a hacer de estudio fue leer. Luego cuando fui creciendo, ya no gagueaba mucho como cuando era más pequeño. Y ya leo de corrido, así, de corrido”. Su voz refleja la emoción de quien descubre en los libros una nueva forma de ver el mundo.

Las familias, protagonistas silenciosas de estos avances, también celebran con alegría. Paola Andrea Díaz, madre de uno de los estudiantes, destacó el valor de la lectura en la formación de sus hijos:

“Para nosotros como mamás y como padres es muy importante que cada niño tenga todos los días un espacio para leer, no sólo porque están fuera de las redes o del celular, sino porque los estamos alimentando para que sean mejores personas… estos libros que ellos leen los ayudan mucho a la hora de escribir y a desarrollarse más como niños”.

LA RECOMPENSA: JORNADA DE DIVERSIÓN

El logro trascendió el aula y llegó a oídos del sector privado. La empresa Parque Infantil El Salto ofreció un homenaje a los tres pequeños lectores, invitando a toda la comunidad estudiantil de la sede a disfrutar de una jornada de diversión en trampolines e inflables. Para muchos de los niños, fue la primera vez que vivían una experiencia de este tipo, un regalo que se convirtió en símbolo de unión, alegría y recompensa colectiva.

Según Antonio Vélez, gerente de la empresa, “ver al niño leyendo es una cosa muy hermosa y vemos que todo ese esfuerzo que hace la profe con los chicos se ve reflejado en cada uno de ellos. Les dimos este regalo porque vemos el esfuerzo que ellos dedican y queremos que sientan que todo esfuerzo tiene una recompensa”.

Este acontecimiento demuestra que la educación de calidad en Risaralda no tiene fronteras y que, incluso en las veredas más alejadas, los sueños de los niños se hacen realidad gracias a la dedicación de sus maestros, el apoyo de las familias y el acompañamiento constante de la Secretaría de Educación Departamental.

Hoy, en Potreros, tres pequeñas voces leen en voz alta —con alegría y fluidez— las primeras páginas de un futuro lleno de oportunidades, reafirmando que Risaralda Crece en Educación.