Así funcionará ‘Screenlifer’, la plataforma online de contenido basado en pantallas del productor de ‘Eliminado’

Screenlife no es un sistema, es un lenguaje. Si quieres, una tecnología”, corrige el director del último remake de Ben-HurTimur Bekmambetov, que ha visitado Barcelona para adelantar en Gamelab su nuevo proyecto, Screenlifer, una plataforma de contenidos online en la que ofrecer series, programas y películas basados en lo que ocurre en la pantalla del ordenador.

Con una larga carrera como director y productor a sus espaldas en la que hay desde títulos como Wanted (2008) y Guardianes de la noche (2004) hasta Abraham Lincoln: cazador de vampiros (2012), en los últimos años Bekmambetov ha centrado sus esfuerzos en lo que él define como “un nuevo lenguaje audiovisual para aprender acerca de cómo vivimos online y en la pantalla”.

«La mitad de los eventos de tu vida ocurren en una pantalla»

“Probablemente dedicas una seis horas al día a mirar la pantalla del ordenador o del móvil y, cuando lo haces, te concentras en lo que ocurre en ese rectángulo e ignoras el espacio físico que te rodea”, asegura el director de origen cazajo y nacionalizado ruso para justificar la teoría bajo la que ha desarrollado películas como las dos entregas de Eliminado, con la que trató de renovar el subgénero del slasherSearchingthriller sobre la desaparición de una niña de 16 años, o Profile, cinta que narra la historia de una periodista de investigación británica que se infiltra en los canales de propaganda del Estado Islámico.

“Quiere decir que la mitad de los eventos de tu vida no ocurren en un espacio físico, sino que ocurren en la pantalla”, prosigue el cineasta, que sostiene que, el lenguaje cinematográfico actual es incapaz de detectar las interacciones, emociones o decisiones morales que hay en ese proceso.

“Tú puedes escribir ahora: ‘he conocido a un cineasta brillante’ o ‘he conocido a un charlatán’”, bromea, “son decisiones que ocurre en la pantalla” y la mejor forma que él ha encontrado para mostrarlas es grabar lo que ocurre allí dentro. Mostrar el proceso de dudas, cambios de opinión y pensamiento del personaje, por ejemplo, a través de lo que escribe y borra en un documento de texto.

“Si ponemos una cámara en la misma habitación, en realidad no verás nada”, argumenta. “Solo verás a una persona tecleando y no recibirás información de sus emociones, porque mientras escribimos no gritamos”, explica.

Explicar cómo vivimos inline

En torno a este argumento, Bekmambetov ha desarrollado una narrativa cinematográfica que, a nivel teórico, compara con el movimiento Dogma 95 de Lars Von Trier o, incluso, con el montaje psicológico o de atracciones de Eisenstein.

Soy muy radical, porque he dicho de cámaras nada, solo pantallas”, se explica. “Probablemente no sea una manera muy equilibrada de enfocarlo, pero es la forma que tengo yo de obligarme a mí y a mis compañeros a ir desarrollando un nuevo lenguaje”, sostiene el director, que asegura que su objetivo es “aprender sobre cómo vivimos online y en la pantalla”.

“Como contador de historias, creo que lo más importante es explicar quiénes somos nosotros en la pantalla, porque la gente está buscando nuevas historias, nuevas religiones, que nos puedan explicar cómo vivimos online”, defiende Bekmambetov, que compara la función de su cine con la que en otros momentos tuvo la obra de Tolstoi, la Biblia o los cuentos tradicionales. “Todos ellos tienen que ver con el espacio físico, pero, ahora, la vida es online”, repite.

“Si el héroe de la película de hoy se pasa una parte importante de su vida delante de un ordenador, al final la pantalla del ordenador cobra más importancia que el espacio físico. Por eso mis películas se basan en lo que ocurre en la pantalla”, reitera el director, que añade otro ejemplo.

“Las últimas elecciones en EE.UU. demostraron que la batalla política no ocurre en las calles, ocurre en las redes sociales” y “la sociedad ansía respuestas a cuestiones importantes como quiénes somos hoy, cómo podemos evitar el odio, las fake news, el ciberbullying o la manipulación en los procesos políticos”, explica.

Por eso, sostiene, “tenemos una misión urgente para reflexionar, no intelectualmente sino emocionalmente, sobre quiénes somos online, porque, cuando hay un chico en Rusia entra en un colegio con una pistola y dispara a 19 adolescentes, no venía de las calles, no venía de una banda o de malas compañías. Venía de internet, había crecido en internet y, para entenderlo, tenemos que contar historias sobre las pantallas, porque ahí es donde estaba su vida”.

Transformar el vídeo en código para conservar la interactividad

Para contar este tipo de historias, Bekmambetov apuesta por añadir la interactividad que algunos creadores de videojuegos reclaman como exclusiva de su medio.

“Lo que hicimos fue crear la grabadora de Screenlifeque permite grabar tu pantalla no como un vídeo, sino como un código”, explica el productor, que añade que su tecnología no solo graba la imagen, sino “todas las propiedades y características que pertenecen a los objetos que hay en la misma”. Algo que permite “reconstruir la conducta en pantalla y a la vez interactuar con el contenido”.

“Es algo muy orgánico”, defiende Bekmambetov, porque, “si yo coloco una cámara y grabo el sitio en el que nos encontramos, no hay nada en lo que se pueda hacer clic o con lo que puedas interactuar; pero, si vemos la pantalla del ordenador, sin necesidad de explicación sabemos dónde hay que pulsar”. “Es como si en una televisión tradicional pudieras entrar en la pantalla y coger lo que te gusta e interactuar con ello”, compara.

De este modo, “ Screenlife nos permite poder hablar con el público”, explica el cineasta, que afirma que la dificultad al aplicar esta tecnología está en decidir cuándo interrumpir la historia. “Como narrador, yo quiero que el público quede totalmente hipnotizado por la historia, pero, a la vez, la interactividad te va despertando y hay que encontrar un equilibrio para saber cada cuanto interrumpir y porqué”, explica.

Con una definición cercana a las películas interactivas que en los últimos meses han estrenado algunas plataformas online, Bekmambetov defiende la importancia de llevar su lenguaje al cine para legitimarlo: “Es como una afirmación de que nosotros hacemos película y no somos vlogueros”. Además, les dio acceso a grandes presupuestos de marketing que les han permitido llegar al anuncio de su propia plataforma que verá la luz “dentro de un par de meses”.

Su dominio, que ya está activo y en el que pueden verse ejemplos de esta tecnología, será screenlifer.com. “Estamos produciendo películas, series, tutoriales, proyectos educativos… Todo estará dentro de esta plataforma”, explica su creador que, ahora está “resolviendo la necesidad de tener que crear mucho contenido para permitir que la gente pueda vivir en esta gran sopa de la que también formarán parte los videojuegos”.