Colombia cayó con Argentina en el Preolímpico

El primer paso fue en falso. Colombia se estrenó en el Preolímpico con una dolorosa derrota 1-2 contra Argentina. Dejó  nubarrones y avivó las preocupaciones, al menos es el comienzo, hay tiempo para enderezar el camino. Para intentarlo.

Colombia es el local, y jugó con la casa llena, en el estadio Hernán Ramírez Villegas de Pereira, donde sucumbió en su debut. Fue un equipo de chispazos, de arrancones efímeros, de inspiración momentánea. Le faltó ser más consistente, más sólido, más seguro. Le faltó genialidad y hasta estrategia.

Argentina sabía desde muy temprano que en la cancha había espacios, que Colombia fingía la confianza, que había aparentes nervios, desconcentraciones. Tanto así que arrancando el partido el portero Ruiz ya era el héroe, merecía una estatua si los partidos fueran de menos de 10 minutos. Porque atajó tres balones de gol, un doble remate casi debajo del horizontal, y un mano a mano felino contra Álvarez. Todo eso pasó antes de los 4 minutos.

El gol colombiano llegó por error, suerte y virtud. Falló el defensa argentino en el rechazo que le pegó a Herrera, la fortuna fue para Carrascal que vio como la pelota le hacía ojitos, coqueta, cerquita, y la empalmó con su furia, para un remate de ráfaga que quemó la red. Un golazo. 1-0. Felicidad en Pereira. Confianza, mucha confianza. Aparente confianza.

Pero como no fue un equipo constante, no pudo administrar esa ventaja, no supo qué hacer con ella. Dejó que Argentina sacara las garras, que tampoco estaban muy afiladas.

Colombia atacó y atacó, como pudo, con vehemencia, pero sin claridad. Ya sobre el final, Argentina perdió a Mac Allister, por una falta violenta contra reyes. Roja. Afuera. Manchó el honor de su gran partido. Y eso ya fue todo. La victoria ya la tenía asegurada argentina.

El equipo colombiano se marchó con la cabeza en alto, todos acogidos por los aplausos que reconocen el esfuerzo que hicieron, las ganas, los intentos, pero derrota es derrota y eso no se puede disimular. Afortunadamente esto recién empieza, y hay tiempo para enderezar el camino.