El cannabis se fumaba en China hace 2.500 años en ritos funerarios
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- junio 13, 2019
- Generales, Internacionales, Tecnologia
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El cannabis ya se fumaba de forma ritual en el oeste de China hace unos 2.500 años, probablemente durante ritos funerarios, según los restos de quemadores encontrados en varias tumbas, los cuales apuntan a que el tipo usado contenía altas cantidades del agente psicoactivo más potente de la planta.
Un estudio firmado por científicos del Instituto Max Planck (Alemania) y de la Academia China de Ciencias Sociales que publica este miércoles Science Advances recoge «las primeras evidencias claras» hasta la fecha del uso de la marihuana por sus propiedades psicoactivas.
El descubrimiento procede del análisis de los restos de diez quemadores hechos de madera que contenían piedras con signos evidentes de quemaduras, los cuales fueron encontrados durante unas excavaciones de la Academia China de Ciencias Sociales en el cementerio de Jirzankal (oeste de China), en la cordillera de Pamir, datado aproximadamente hace 2.500 años.
Algunos de los esqueletos recuperados del sitio, situados en la China occidental de hoy en día, tienen características que se parecen a las de los pueblos contemporáneos del oeste de Asia Central.
Los objetos encontrados en los entierros también parecen vincular a esta población con los pueblos más al oeste en las estribaciones montañosas de Asia Interior. Además, los estudios de isótopos estables en los huesos humanos del cementerio muestran que no todas las personas enterradas allí crecieron en la zona.
Estos datos concuerdan con la idea de que los puertos de montaña de gran altitud de Asia Central y Oriental desempeñaron un papel clave en los primeros intercambios de Eurasia.
Análisis del material orgánico
El equipo sospechó que los quemadores podían haber tenido una función ritual y para investigarla extrajeron material orgánico de los fragmentos de madera y las piedras para analizarlas usando cromatografía de gases y espectometría de masas.
Los resultados mostraron una coincidencia exacta con la firma química del cannabis, en particular con la que contiene una alta cantidad de tetrahidrocannabinol (THC), que el agente psicoactivo más potente de la planta, lo que indicaría que la población sabía que había tipos específicos de plantas e interactuaban con ellas.
Sobre el tipo de uso «creo que podemos decir con bastante seguridad que el cannabis se empleó en algún tipo de práctica ritual funeraria o mortuoria«, señaló en una rueda de prensa telefónica el director de laboratorio del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, Robert Spengler.
Los expertos aún no han podido establecer si los enterrados en Jirzankal cultivaban activamente cannabis o simplemente buscaban las plantas que producían más THC.
Tampoco está claro si el cannabis tenía otros usos en la sociedad, aunque «parece probable» que conocieran también la capacidad de la planta para tratar ciertos síntomas y enfermedades, según un comunicado del Max Planck.
El cannabis es una de la plantas más antiguas cultivadas en el este de Asia y una de las más usadas hoy en el mundo como droga psicoactiva, pero se sabe poco sobre su empleo en el mundo antiguo como psicoactivo.
El cannabis viajó por la ruta de la seda
Muchos historiadores sitúan el origen del uso fumado del cannabis en las antiguas estepas de Asia Central, basándose en un pasaje de un texto de finales del siglo I antes de Cristo obra del autor griego Herodoto, recordó Spengler.
La directora del Instituto Max Planck para Ciencia de la Historia Humana, Nicole Boivin, explicó, en un comunicado, que este descubrimiento «apoya la idea de que las plantas de cannabis se usaron primero por sus componentes psicoactivos en las regiones montañosas de Asia central y de ahí se extendió a otras regiones del mundo».
De hecho, es posible que el cannabis se extendiera a través de las primeras vías de intercambio a lo largo de la ruta de la seda, agregó.
La planta de cannabis se cultivaba ya en el este de Asia 4.000 años antes de Cristo para su uso como semillas oleaginosa y fibra para tejidos, recordó Spengler.
La investigadora de la Academia China de Ciencias de Pekín Yimin Yang destacó, en la rueda de prensa, que los análisis de los biomarcadores «abren una ventana única a los detalles de la explotación de plantas antiguas y a la comunicación cultural que otros métodos arqueológicos no pueden ofrecer».