Heroínas del campo: campesina del Eje Cafetero brinda segundas oportunidades a víctimas de la violencia

Blanca Celenia es una mujer de tez blanca, cabello rizado y enormes ojos azules que no reflejan la tristeza provocada por la guerra, esa que le quitó una parte de su vida; Blanca es un ejemplo vivo de las heroínas colombianas pues, tras perder a su esposo, sacó adelante a sus dos hijos, recuperó su predio y obtuvo un proyecto productivo gracias a la política de restitución de tierras y hoy es una empresaria del campo que comercializa cebolla larga y que garantiza el abastecimiento de los alimentos durante la emergencia sanitaria.

Además, con empleo, esta mujer rural busca darle una segunda oportunidad a las víctimas de la violencia y hoy trabaja con nueve campesinos de la zona, que la apoyan cosechando, semanalmente, entre 200 y 300 arrobas de cebolla larga.

“Me levanto, hago oficios de la casa, le dejo el almuerzo a mis hijos y me voy a la finca a darle una vuelta a los trabajadores y a los cultivos. Voy hasta el predio tres veces por semana, pero la mayoría del tiempo estoy vendiendo el producto a los clientes en las plazas de mercado de Medellín y Belén de Umbría”, explicó Blanca, quien produce cebolla en el predio “Alto Bonito”, ubicado en el municipio de Guática, en Risaralda, departamento que ocupa el tercer puesto en la lista de los principales productores de cebolla larga en el país.

Blanca ama el campo, nació rodeada de árboles de granadilla y cultivos de café, cebolla, alverja, habichuela y plátano y a la edad de 17 años se casó con Luis Alberto Colorado, el que hoy continúa siendo el amor de su vida. “Cuando nos casamos vinimos a manejar una finca de un vecino, ahí administrábamos. Luego él compró esta finca, donde vivimos placenteramente durante tres años”, comenta.

Tuvieron dos hijos (Andrea y Luis) y vivieron tranquilamente hasta el 30 de noviembre del 2003 cuando hombres armados ingresaron a su predio y le pidieron a su esposo que les hiciera un mandado: “Luis no quería ir. No era la primera vez que le pedían que trajera víveres en la camioneta de su propiedad. El ambiente se puso tenso y yo sentía que estos hombres le podían disparar en cualquier momento en frente de los niños, así que le pedí que fuera, traté de tranquilizarlo diciéndole que no se demoraría y que aquí lo estaríamos esperando. Fue la última vez lo que vi”, cuenta Blanca, sin lograr ocultar la tristeza al recordar uno de los días más difíciles de su vida.

Sin embargo el día no terminó ahí, pues mientras el padre salió a hacer “el mandado”, los hombres armados que pertenecían a la guerrilla, se llevaron a Blanca y a los niños y los hicieron pasar la noche en unos cambuches; tras una noche fría, que a Blanca le pareció eterna, les permitieron volver a su predio donde esperaron durante mucho tiempo, el regreso de Luis.

“Yo le guardaba a él la comida todas las noches, pero el plato amanecía intacto. Él jamás llegó. Al mes me mandaron decir que fuera al cambuche, que me tenían una razón. Justo antes de terminar el año me dijeron sin anestesia y con la frialdad que los caracterizaba: «Señora, ya no lo espere más, que a él lo fusilamos»”, comentó Blanca, quien hoy continúa esperando que le entreguen el cuerpo de su esposo para darle cristiana sepultura.

Ella debía ser fuerte para mantener a su familias y continuó trabajando en la finca, sosteniendo los cultivos de cebolla y granadilla y buscando mantener las ventas, pero dos años después, volvieron las intimidaciones y amenazas del grupo ilegal; huyendo de la guerra, Blanca se desplazó hacia el casco urbano de Guática y al abandonar su predio, los cultivos se perdieron y la casa quedó en ruinas.

En el 2013 Blanca presentó una solicitud para recuperar su hogar, ante la Unidad de Restitución de Tierras (URT) del Eje Cafetero y en noviembre del 2014, los jueces fallaron a su favor, otorgándole a ella y a sus hijos la restitución del predio y otras medidas de reparación integral como la implementación de un proyecto productivo.

Como Blanca y sus hijos, otras 60 familias de los municipios de Pueblo Rico, Quinchía, Guática, Pereira, Santuario, Belén de Umbría, Apía, La Celia y Dos Quebradas (Risaralda) han recuperado sus predios gracias a la política de restitución; además la Unidad de Restitución de Tierras ha invertido a la fecha $1.137.305.445 en proyectos productivos de ganadería de levante y doble propósito, porcicultura y cultivos de café, cacao, aguacate, tomate, cebolla, implementados en el Eje Cafetero.

Blanca Celenia es un ejemplo de resiliencia, pues era reconocida como una víctima y se transformó en una empresaria del campo que, en medio de la pandemia envía un mensaje esperanzador a los colombianos: “Sigan adelante, saldremos de esta circunstancia, la vida siempre continúa. Cuiden su salud, su vida y la de sus familias, la vida es lo único que no se recupera. Después de una noche larga y oscura como la que yo viví una vez con mis hijos, siempre sale el sol; los colombianos vamos a salir de esta situación. Nosotros seguimos trabajando la tierra para que no falte el alimento. Continúen apoyando nuestro trabajo”.