La misión europea ‘Solar Orbiter’ observará por primera vez el polo norte y sur del Sol
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- abril 28, 2019
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La misión ‘Solar Orbiter’, que la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará en el año 2020 a bordo de un cohete Atlas V de la NASA desde Cabo Cañaveral, estudiará por primera vez el polo norte y sur del Sol a través de una serie de observaciones que la agencia considera “fundamentales” para poder comprender la actividad solar y los mecanismos que regulan su ciclo de 11 años.
Según ha eplicado el jefe de proyecto de la misión, César García, la principal motivación es “acercarnos más al Sol y mejorar los instrumentos para observarlo”.
Durante la presentación de la misión, su responsable científico, Yannis Zouganelis, agregó que se trata de “dar respuesta a cómo se acelera y se calienta el viento solar y cómo es el interior del Sol, prestando más atención al funcionamiento de su dinamo y a los mecanismos que regulan su ciclo de actividad”.
Las observaciones permitirán, además, comprender mejor los mecanismos de erupción de las eyecciones coronales de masa, que llenan todo el espacio interplanetario y cuyas partículas energéticas pueden interferir en los sistemas eléctricos y de telecomunicaciones de la Tierra.
El estudio de dichas partículas es uno de los aspectos importantes de ‘Solar Orbiter’ y el instrumento dedicado a ello es EPD, herramienta que facilitará el análisis de los mecanismos que aceleran estas partículas y ayudará a predecir los sucesos de tormentas solares “con la suficiente antelación como para que sea posible tomar medidas preventivas”, según precisó su investigador principal, Javier Rodríguez-Pacheco, de la Universidad de Alcalá.
Contribución científica española
EPD es la principal contribución científica española a ‘Solar Orbiter’, a la que también aportará subsistemas clave de la nave además de colaborar con Alemania en el telescopio SO-PHI.
Desde el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) en Madrid se llevará a cabo la planificación científica de la misión, la coordinación de las observaciones de los instrumentos, la recuperación y análisis de los datos obtenidos por ‘Solar Orbiter’ para identificar los mejores objetivos para nuevas observaciones y su archivo para ponerlos a disposición de la comunidad científica.
‘Solar Orbiter’ cuenta con 27 sensores, entre ellos nueve telescopios, y a través de ellos los científicos tratarán de relacionar los fenómenos que se observan en torno al Sol con el efecto que producen en el medio interplanetario por el que vuela la nave, que se acercará en varias ocasiones a 0,28 unidades astronómicas, una distancia menor a la que se encuentra Mercurio del Sol y que presenta “diversos retos operacionales y tecnológicos”.
Escudo térmico
Según han explicado ambos responsables, para resistir las temperaturas extremas del entorno tan cercano del Sol, la nave se protegerá con un escudo térmico desarrollado específicamente para la misión y que estará compuesto por tres capas separadas entre sí para facilitar la dispersión lateral del calor, que puede llegar a los 500º C.
El escudo incluye, además, varias compuertas que se abren para permitir las observaciones de varios de los instrumentos y su capa más externa está fabricada en titanio recubierto por calcio carbonizado.
‘Solar Orbiter’ dispondrá de tres ventanas de observación, de 10 días de duración cada una, en cada órbita alrededor del Sol, para esos estudios en su aproximación máxima, según explicó la coordinadora de operaciones de instrumentación, Anik De Groof, quien precisó que dichas ventanas se abrirán, en la distancia “mínima” a la estrella y para los estudios del polo norte y el sur.
Está previsto que la misión se prolongue hasta 2025 y, para entonces, la ESA espera haber ampliado el conocimiento sobre el ciclo de actividad solar, sus emisiones de partículas energéticas y, sobre todo, hasta qué punto influye en el día a día de la Tierra.