La Web cumple 30 años y su creador reclama un mejor internet que funcione en beneficio de todos
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- marzo 13, 2019
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Treinta años después de la propuesta para la creación de la Web, su autor Tim Berners-Lee -reconocido como el «padre» del protocolo que permitió el uso y expansión de internet- ha pedido aprovechar este aniversario para rectificar errores y evitar su mala utilización.
«Mientras la Web ha creado oportunidades, dando voz a grupos marginados y haciendo más fácil nuestras vidas, también ha creado oportunidades para los estafadores, ha dado voz a los que proclaman el odio y hecho más fácil cometer todo tipo de crímenes«, reflexiona el científico británico en una carta abierta.
Publicado en la víspera de una serie de eventos con los que se marcará este 30º aniversario -en Ginebra, Londres y Lagos- el mensaje del inventor de la Web es una llamada de atención a todos aquellos que tienen una parte de responsabilidad en que internet funcione mejor y en beneficio de todos.
«Cambiar hacia mejor»
Berners-Lee se aparta del derrotismo y considera perfectamente posible que los próximos treinta años de la Web sirvan para «cambiar hacia mejor», ya que, «si no nos esforzamos en construir una mejor Web hoy, entonces no digamos que la Web nos ha fallado, porque seremos nosotros los que le habremos fallado a la Web».
El físico de formación y especialista en ciencias de la informática siguió trabajando en el CERN por algunos años después de su invento en 1989 para luego seguir su carrera en Estados Unidos. Hace nueve años fundó la WebFoundation, desde la que promueve el acceso a la Web y a sus beneficios como un derecho.
Con todo el conocimiento acumulado, Berners-Lee considera que la piratería y los ataques promovidos por los Estados, así como el acoso y los comportamientos criminales en línea como algunas de las mayores causas del disfuncionamiento de internet.
«Incentivos perversos»
Otra tendencia que le preocupa es la que «crea incentivos perversos» con fines comerciales, como aquellos que generan ingresos a través de la propagación de información falsa o las estrategias para captar la atención de los usuarios e inducirlos a los clic («ciberanzuelos»).
En una breve reunión con un grupo de periodistas en Ginebra, el inventor de la Web reconoció que son legítimas las preocupaciones de los detractores del internet en cuestiones como el respeto de la privacidad y el impacto de las redes sociales en las democracias.
Lanzó en este sentido una crítica directa a la Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la que responsabilizó de «haber puesto en duda la neutralidad de internet», en referencia a la utilización masiva de las redes sociales por parte de Rusia para influir en su favor en las elecciones presidenciales de 2016.
Datos de los usuarios
En materia de privacidad, el científico afirmó que los datos de los usuarios «no deben ser tratados como una mercancía, ni debe permitirse que se vendan, porque constituyen un derecho de las personas». Más aún, consideró que el uso de esos datos con fines políticos debería simplemente estar prohibido.
Sobre las regulaciones y su alcance, Breners-Lee dijo que cada área debe ser analizada por separado, para aplicar regulaciones fuertes donde se requiera y más suaves donde esto sea suficiente.
El CERN, cuna de la Web
Hace treinta años, este físico británico concibió en el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) el invento que cambió la historia moderna, la red mundial (WWW, por las siglas de su nombre original World Wide Web) o simplemente la Web.
Tres décadas han transcurrido desde que Berners-Lee hiciera llegar a su jefe en el CERN la propuesta que sería el punto de partida del uso de internet como se conoce hoy y que respondía a la demanda para que los científicos pudiesen compartir información de forma automatizada con universidades y otras instituciones en el mundo.
Esa iniciativa se convertiría en diciembre del año siguiente en el primer navegador, sitio web y servidor, que empezaron a funcionar coincidiendo con la Navidad de 1990, para cuando el físico especializado en ciencias informáticas había definido ya los conceptos básicos de lo que serían los html, el http y el URL.
De hecho, la primera página web de la historia se dedicó a ofrecer información sobre el proyecto de la WWW. Fue así que el WWW se convirtió en el programa que permitió la utilización de internet, una infraestructura ya existente pero que había encontrado innumerables problemas para funcionar como una red y que sin la invención de Berners-Lee nunca se habría convertido en la herramienta que ha cambiado la vida de prácticamente todos.
Los desarrollos posteriores fueron rápidos y en abril de 1993 el CERN decidió que el WWW debía ser de dominio público y de 500 servidores conocidos ese año se pasó a más de 10.000 al año siguiente, de los cuales 2.000 tenían eran de uso comerciales. Para entonces, los usuarios de ese protocolo eran 10.000, mientras que hoy se estima que la mitad de la población mundial tiene acceso a la Web.
Retroceso de internet
El uso de internet, sin embargo, está retrocediendo en varios países por restricciones de acceso que cada vez más estados imponen como medio de limitar la libertad de expresión y el derecho a la información.
El ejemplo clásico es China, donde las autoridades mantienen una fuerte censura sobre los contenidos y no dudan en sancionar a empresas por contenidos que juzgan inapropiados; pero esta problemática está mucho más extendida en el mundo.
Las protestas de este fin de semana en Rusia contra un proyecto de ley sobre la desconexión de internet en caso de amenazas externas que se debate en el Parlamento es el ejemplo más reciente de esa tendencia, que se observa también en países como Turquía, Irán, Egipto o India, entre otros.