Miles de independentistas catalanes protestan en Madrid contra el juicio del ‘procés’: «No nos pararán»

Las estelades han tomado este sábado el centro de la capital de España: miles de personas -hasta 120.000 según los convocantes, si bien la Delegación de Gobierno ha rebajado la cifra a 18.000 asistentes-, se han manifestado en Madrid contra el juicio del procés y en favor del derecho de autodeterminación, en una marcha con la que el independentismo catalán ha tratado no solo de llevar sus reivindicaciones al centro del poder estatal, sino también de estrechar vínculos con colectivos y sectores afines de otras regiones del país.

“Mira en qué has fallado España, para que tanta gente este apelando al derecho de determinación. La democracia, los derechos sociales, el derecho de autodeterminación tienen que formar parte de ti, España”, subrayaba el presidente de la Generalitat, Quim Torra, quien ha encabezado la manifestación, poco antes de empezar la marcha, a la que han asistido, entre otros, el expresidente catalán Artur Mas, los diputados de ERC Joan Tarda y Gabriel Rufián, y la consellera de Cultura, Laura Borràs.

En cualquier caso, el mensaje principal ha sido el rechazo al juicio que el Tribunal Supremo lleva a cabo contra doce líderes independentistas por la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 y la declaración unilateral de independencia que le siguió, así como la intención de seguir reivindicando el derecho de autodeterminación para Cataluña.

«Más que nunca, aquí en Madrid, nos fundimos en un abrazo solidario con nuestros compañeros y compañeras presos políticos y en el exilio, para denunciar este juicio farsa. No pararemos hasta que el derecho de autodeterminación sea respetado y ejercido; y no nos pararán», ha recalcado Torra.

Esteladas en Cibeles

En la misma línea se ha expresado el presidente del Parlament, Roger Torrent, también presente en la cabecera de la marcha, quien ha reiterado que «el derecho de autodeterminación no es ningún delito, por eso lo ejercimos libre y dignamente. La única solución al conflicto político entre Cataluña y el Estado es votar, las urnas, un referéndum para que los ciudadanos decidan libremente».

Torrent, que ha calificado la movilización de este sábado de «demostración contundente, pacífica y cívica de dignidad colectiva», ha alertado también la vulneración de derechos fundamentales que, a su juicio, supone el procesamiento en el Supremo de los líderes soberanistas: «Hoy nos toca a nosotros, los independentistas, a estos doce hombres y mujeres de paz que están siendo acusados; pero, mañana, ¿quién sabe?», ha deslizado.

MANIFESTACIÓN INDEPENDENTISTA EN MADRID

En esas ideas incidían las pancartas que portaban los participantes en la marcha, con lemas como «Libertad presos políticos» o «No hay justicia», y los cánticos: «Este juicio es una farsa». Con todo, el símbolo más enarbolado ha sido la estelada, la bandera republicana catalana que ha sustituido en el imaginario separatista a la senyera, apenas presente este sábado en Madrid.

También había, no obstante, banderas de otras partes de España, desde la verdiblanca andaluza y la ikurriña vasca hasta la morada de Izquierda Castellana, en un reflejo de la amalgama de colectivos y entidades que han apoyado la movilización independentista, que ha partido de Atocha para acabar en la palza de Cibeles.

Vínculos entre pueblos

Así lo expresaba Pedro, venido desde Valladolid, y que defendía que «tan solo meter una papeleta en una urna es básico en una democracia». O Juan Luis, un madrileño con camiseta antifascista y lazo amarillo – el símbolo en favor de la líbertad de los políticos catalanes presos-, que decía querer «apoyar todo lo que sea derecho a decidir, a expresarse, a defender que no nos pisen derechos y libertades».

Esa complicidad es la que buscaba trasladar el movimiento independentista, que siempre ha defendido que su causa no tiene una raíz indentitaria, sino de reivindicación democrática. «Se juzgan los derechos de todos, se juzga la propia democracia, nos juzgan a todos. Apoyar la autodeterminación de Cataluña es defender la democracia en España», argumentaba desde la tribuna instalada en Cibeles el vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri.

Como es habitual en las movilizaciones independentistas, Òmnium ha sido, junto a la Assemblea Nacional Catalana (ANC), la principal convocante de la marcha, a la que, no obstante, se han unido otras 60 entidades y organizaciones de toda España. «Nuestro proyecto de república no va contra nada, ni contra nadie. Como nuestros abuelos, 80 años después, seguimos gritando en las calles de Madrid que no pasarán», ha señalado Mauri, recuperando el viejo eslogán de la defensa republicana de la capital durante la Guerra Civil; antes, ya había lanzado: «Gracias a la Madrid abierta, a la antifascista. Gracias madrileños».

Abajo, entre la gente, Jesús Torres y Monica Freixes, venidos desde el Baix Camp de Tarragona, señalaban que «el Estado no solo oprime al pueblo catalán, sino a todos los pueblos, y también al pueblo castellano». Y insistía en el valor simbólico de la protesta en Madrid: «Es la única manifestación que hacemos delante de los españoles, para que se haga visible lo que se hace en Cataluña».