Padre Kühlcke: En cada joven en prisión descubro a Jesús

En Paraguay sólo los más pobres van a la cárcel, dice el Padre Pedro Kühlcke. Jóvenes de familias rotas, drogadictos, los menos privilegiados. El Padre de Schoenstatt los visita regularmente en la cárcel de menores.

«Muchos jóvenes salen razonablemente bien de la cárcel, pero recaen muy rápidamente, porque no aprenden a sobrellevar la vida allí. Necesitamos otras soluciones», afirma convencido.

Una nueva oportunidad después de la cárcel

El Centro «Casa Madre de Tuparendá» del Movimiento de Schoenstatt está probando una «solución diferente». Aquí, después de su tiempo en prisión, los jóvenes tienen la oportunidad de integrarse en la vida económica y social.

“Faltaba la contención afuera de la cárcel”, narra el sacerdote. “Hace tres años se abrio el Centro ‘Casa Madre de Tuparendá’ junto al Santuario de Schoenstatt, adonde pueden ir los jóvenes cuando salen de la cárcel y en donde aprenden oficios, se brinda apoyo psicológico, tratamiento contra las adicciones, contención espiritual y afectiva y reciben una ‘beca’ que para ellos es como retribución por un trabajo que en realidad es un programa de reinserción laboral”.

Vivir la vida que nunca tuvieron

A los jóvenes se les paga por su formación en panadería, costura y agricultura. Durante el día están en el centro, por la tarde se espera que sigan la escuela. Juegan al fútbol, aprenden a tocar la guitarra y otras actividades. Es el primer centro de este tipo en Paraguay. ¿La receta secreta de su éxito? «Es la primera vez que ven a alguien que los llama por su nombre y les ofrece la oportunidad de vivir la vida que nunca tuvieron».

A través de su contacto con los pastores, los jóvenes en prisión comenzaron a interesarse por la fe cristiana, sostiene el sacerdote. «Muchos jóvenes se acercan a nosotros en la cárcel, quieren hablar, confesarse. Nos dimos cuenta de que algunos de los que querían confesarse ni siquiera estaban bautizados, así que tuvimos que empezar a ofrecer preparación bautismal, luego la Primera Comunión, y así sucesivamente”, dice.

Jesús en cada joven

El padre Pedro cuenta con alegría una experiencia: “una experiencia muy linda fue que un joven me llamó y me dijo “¿pai sabes que me pasó? Me dijeron en el trabajo que me van a dar quince días de vacaciones y encima me van a pagar por tener vacaciones”. «Él no se podía imaginar algo que para nosotros es normal».

«Personalmente, – concluye – puedo decir que descubro a Jesús en cada uno de estos jóvenes. Cuando, después de la confesión, un joven de repente tiene una sonrisa en su rostro que nunca antes había tenido, experimento a Jesús diciéndome ‘gracias’”.  El Padre Pedro Kühlcke sueña con extender el concepto a todo el Paraguay, y también con crear ofertas para los presos adultos.