Terminó la fase de escucha de la Política Pública de Bienestar animal que promueve la Gobernación de Risaralda

Con el respaldo del gobernador Juan Diego Patiño Ochoa, la Gobernación de Risaralda culminó las mesas de trabajo territoriales en los 14 municipios, un proceso participativo fundamental para la construcción de la Política Pública Integral de Bienestar Animal.

Esta etapa permitió recoger insumos valiosos sobre las problemáticas que afectan tanto a animales silvestres como domésticos, de compañía y de producción.

“Estamos ya cerrando nuestra fase de agenda pública, un momento donde recogemos información en todo el territorio risaraldense, pero también con la ayuda de actores muy estratégicos para construir nuestra política”, explicó Liliana Rodríguez, coordinadora del proceso.

Esta fase de escucha activa ha sido vital para entender realidades diversas, como la convivencia entre humanos y fauna silvestre, las necesidades de protección animal y los retos sociales y ambientales asociados.

Ahora, el equipo estructurador de la política se enfocará en analizar y clasificar las problemáticas identificadas para definir cuáles son las más prioritarias y generar un árbol de objetivos que derive en un plan estratégico con metas, indicadores y responsables.

“Esperamos tener un documento base a final de año para su evaluación y posible adopción por parte de la Asamblea. Así las cosas, en 2025 podríamos estar en la fase de diagramación, socialización y educación”, agregó Rodríguez.

Las mesas no solo recogieron la voz institucional, sino también la de comunidades, organizaciones ambientales y actores locales. “Para nosotros es muy importante este tipo de espacios donde hablamos de políticas de bienestar animal en función de la conservación de los animales silvestres”, expresó Gilder González, biólogo y consultor de WCS Colombia, quien participó en la mesa de Pueblo Rico.

“Desde las políticas podemos buscar un balance para apuntarle al bienestar animal y darle voz a esos animales silvestres que muchas veces quedan por fuera del radar”.

Este ejercicio demuestra que Risaralda está comprometida con una política inclusiva y territorializada que integre a todos los actores y especies. El bienestar animal ya no es una discusión marginal: es una prioridad que conecta la salud, la educación, el ambiente y la convivencia.