Un estudio español relaciona el bajo nivel educativo con una mayor mortalidad cardiovascular
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- abril 30, 2019
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Investigadores de varios centros de investigación españoles, entre ellos el Instituto de Salud Carlos III o el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga, han vinculado un menor nivel educativo con datos más desfavorables de mortalidad cardiovascular, así como con una menor realización de procedimientos relacionados.
El objetivo del trabajo, que ha sido publicado en REC: CardioClinics, revista editada por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), ha sido analizar la mortalidad por enfermedad cardiovascular y establecer su relación con el nivel educacional atendiendo a la distribución por comunidades y ciudades autónomas entre los años 2005 y 2014.
Las regiones con mayor mortalidad cardiovascular, entre las que se incluyen de forma acusada Andalucía, Extremadura y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, presentan bajos niveles educativos medidos por «el porcentaje de población con estudios postobligatorios y la puntuación del informe PISA», explica el doctor Luis Miguel Pérez-Belmonte, uno de los firmantes del estudio.
Estudios postobligatorios e informe PISA
Por el contrario, regiones con las tasas de mortalidad cardiovascular más bajas como la Comunidad de Madrid, el País Vasco o Navarra, muestran mejores niveles educativos. Además, el estudio también ha evidenciado que en las comunidades autónomas con mayor porcentaje de estudios postobligatorios y mejor puntuación en el informe PISA se realizan más procedimientos cardiovasculares; en concreto, cirugías con circulación extracorpórea, cirugías cardiacas mayores y de marcapasos.
Sobre las causas de esta correlación entre un peor nivel educativo y mayor mortalidad cardiovascular, el estudio no extrae conclusiones. No obstante, tal y como asegura el presidente de honor de la SEC y también autor del estudio, Eduardo de Teresa, «un mayor nivel educacional indica un mayor conocimiento de la enfermedad, de los factores de riesgo y de las medidas de prevención». «Esto parece sustentarse en el hecho de que las comunidades autónomas con menor nivel socioeconómico son las que tienen mayores factores de riesgo», añade.
Factores de índole socioeconómica
En esta línea, Pérez-Belmonte detalla que en la mortalidad por enfermedad cardiovascular intervienen, además de los factores de riesgo clásicos como el tabaquismo, la diabetes, la obesidad, la hipercolesterolemia o la hipertensión arterial, entre otros; factores de índole socioeconómica entre los que se incluyen el grado de riqueza o incluso el nivel educacional.
«Estos factores pueden hacer que poblaciones se vean expuestas a determinados hábitos de vida menos saludables, tener más dificultades para acceder a todos los niveles sanitarios y tener menos adherencia a determinados tratamientos», comenta el doctor.
Ambos especialistas coinciden en que el abordaje de los factores socioeconómicos y culturales son «fundamentales» para el manejo de los pacientes con enfermedad cardiovascular, y aseguran que los resultados de este estudio «pueden indicar en qué dirección dirigirse con el fin de abordar de forma global y multidimensional la enfermedad cardiovascular».