ERASE UNA VEZ UN PARTIDO!

Y hoy no puede estar más partido!

Léase reventado, dividido, duramente derrotado en las regiones y hoy víctima de las peores pandemias y plagas de la política.

Y permanece unido, léase pegado con mocos, únicamente por la figura vigente del presidente Uribe.

En Risaralda, mi tierra, mataron el tigre y se los comió el cuero.

Lograr sacar un Senador como Alejandro Corrales y un Representante a la Cámara como Gabriel Vallejo, pronosticaba larga y vigorosa vida para el CD.

Y sucedió todo lo contrario.

Fue infiltrado por avivatos de aquí y allá y su comité directivo fue tonto, arrogante y cómplice pasivo, y entonces vino la debacle.

Perdieron “chicha, calabaza y miel”.

Cometieron la aberración de “importar” de otros partidos sus candidatos a la Alcaldía de Pereira y a la Gobernación de Risaralda, desconociendo a los propios.
Esa vulgaridad no la conocía la política en Risaralda.

Todos cómplices, todos callados.
Y los borraron de la política en Risaralda y Pereira.

Es indiscutible que Corrales no regresará al Senado por la ausencia de Uribe, jalonando la lista y Vallejo tampoco a la Cámara de Representantes por falta de cuociente electoral para su lista.

Lamentable la manera como Corrales y Vallejo, y ese comité inepto y autista, acabaron, desaparecieron al CD en Risaralda y en Pereira.

Los pronósticos, aproximaciones y alianzas muestran hoy muy fortalecidos a rojos y azules.
El Mira y los verdes también suenan con algunas posibilidades.
Y el CD, totalmente desaparecido. Ni lo mencionan!

Pero lo de aquí es el fenómeno de todo el país.

Un comité nacional tan importante y numeroso como inútil, y una veeduría que no vio nada y permitió de todo, son los grandes culpables de la debacle.

Al llegar Iván Duque a la Presidencia se armó la gorda pues imaginaron una cuota burocrática gigante que no se les dió.

Por qué Duque guardó participación para otros partidos que hoy lo acompañan en el Congreso y le han dado gobernabilidad a pesar de ese feroz ataque terrorista desde la izquierda.

El CD apoya en el Congreso los proyectos del gobierno Duque por la presencia vigilante de Uribe.

No quiero imaginar cuál sería su actitud de no estar el gran jefe en actitud vigilante pero solidaria con el gobierno.

La ausencia anunciada de Uribe en las listas de Senado, que ayer le aportó al CD, 700.000 votos, sin duda los va a bajar de 20 senadores a 8 o 9 a lo sumo.

Eso es una pérdida del 50% de su participación nacional.
Imagino que en las demás regiones del país donde las divisiones son iguales y peores, la representación en la Cámara de Representantes va a caer igual.

Es muy lamentable que ese sueño que Alvaro Uribe plasmó en un partido, haya tenido una vida tan corta.

La traición de Juan Manuel Santos y el mal manejo interno de la colectividad, son las razones de este desastre.

En buena hora Uribe, sacó a Iván Duque y ambos ganaron las elecciones presidenciales que Gustavo Petro y la izquierda daban por seguras.

Será la última hazaña electoral del CD.

Para la historia quedará una frase:

Érase una vez, un partido!

Álvaro Ramírez González, Columnista
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