Notre Dame se une a la lista negra de monumentos históricos devorados por las llamas
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- abril 16, 2019
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Notre Dame es un símbolo, una de las catedrales góticas más antiguas de la historia. Construida entre 1163 y 1245, entre sus muros beatificaron a Juana de Arco, coronaron a Enrique VI de Inglaterra durante la guerra de los Cien Años y a Napoleón Bonaparte como emperador de Francia. Además, el escritor Victor Hugo le dedicaba una novela ‘Nuestra señora de Paris’ durante el Romanticismo. Este lunes las llamas consumían el hogar del Jorobado.
Pero no es la primera vez que el fuego devora un monumento que está presente en la retina de todos. Una tarde de tormenta de 1966, un rayo prendió la mecha en la catedral de León. Surgían las llamas el crucero sur y en menos de una hora toda la cubierta de una de las joyas góticas de España quedó destrozada.
Años después, el 31 de enero de 1994, las llamas cubrían el Liceo de Barcelona. Una chispa del soplete de un operario que trabajaba en un decorado fue el origen del incendio. Las llamas prendieron el telón y en poco más de dos horas redujeron a cenizas uno de los símbolos de la ciudad. Aunque los trabajadores se apresuraron a apagar el primer foco, las llamas ya habían saltado al telón de terciopelo y subían hasta el techo. Este se derrumbó mientras las llamas alcanzaban el patio de butacas.
El Castillo de Windsor y La Fenice de Venecia
Asimismo, en el Castillo de Windsor, un fuego provocado por un cortocircuito en unas obras del edificio destruyó en 1992 una de las residencias habituales de la familia real británica. Dejó tres heridos y los daños materiales fueron inmensos: el castillo, casi milenario, albergaba centenares de obras de arte. Pinturas de Rembrandt, Rubens, Van Dyck y Canaletto fueron descolgadas a toda prisa y trasladadas a un lugar más seguro.
El duque de York era el único miembro de la familia real presente en el castillo cuando se inició el fuego. La reina tenía previsto llegar a primera hora de la tarde para instalarse, como de costumbre, durante el fin de semana. Según su propio testimonio, Andrés se encontraba en sus habitaciones privadas cuando sonaron las alarmas y fue quien telefoneó a la reina para contarle el alcance que estaba teniendo el incendio.
También La Fenice de Venecia, uno de los teatros de ópera más reconocidos del mundo y con más de cuarenta años de historia, sufría la destrucción de las llamas, con dos incendios uno en 1836 y otro en 1996.
Se descubrió que el último incendio fue provocado y un juzgado culpó a dos electricistas, Enrico Carella y Massimiliano Marchetti, que al parecer tenían problemas con la compañía. Los trabajos de reconstrucción se iniciaron en 2001 y la reapertura del teatro fue el 14 de diciembre de 2003 con un concierto de inaugural.